martes, 3 de abril de 2012

Lunes Santo 2012

Todo un año esperando para salir a darlo todo, a hacerlo lo mejor posible, a disfrutar y dejarse llevar, a sentir lo inexplicable debajo del paso, y ayer por fin llegó ese día. Nos reunimos todos los miembros de la cuadrilla en los salones de la parroquia para prepararnos, para hacernos la ropa, preparar los costales y enfajarnos. Todos esperamos impacientes el momento de subir arriba y meternos debajo del paso para hacer lo que mejor sabemos, andar como solo nosotros sabemos. Debajo del paso, como digo siempre a quien me pregunta, es imposible explicar lo que se siente, y mucho más cuando con la mente casi en blanco empiezas a escuchar al coro cantando a Ntro. Padre Jesús Cautivo. Creo que no fui el único al que se le pusieron los pelos de punta. Sonaron los tres golpes de martillo de mano de nuestro capataz, de los mejores que he visto. Me quede de cuerpo presente y empezó todo. 

Comenzamos a andar hacia la puerta donde la gente se agolpaba para ver la difícil tarea de la salida. Tras la complicada maniobra salimos a la calle y la banda anuncio "Bendición". Comenzamos nuestro recorrido con un buen sabor de boca, porque Jesús Cautivo estaba ya en la calle, es lo que todos queríamos, lo que llevábamos un año esperando. La noche iba muy bien hasta que cayeron unas gotitas en el suelo. Desafortunadamente esas gotitas fueron a más y no hubo más remedio que proteger la imagen y volvernos a casa. Subimos hacia casa con paso largo, para llegar lo antes posible hasta que dejó de llover. Fue entonces cuando sonaron algunas marchas y continuamos nuestro corto recorrido. Entramos en el templo y una vez dentro, disfrutamos y trabajamos lo mejor posible. Dios quiso que nos volviéramos a casa pero queda el consuelo de haber salido aunque solo fuera un poquito.

Me quedo con una extraña sensación en el cuerpo este año. Me quedo con satisfacción de haber salido a la calle y disfrutar de lo que más nos gusta, de lo que sentimos y de hacer las cosas como sabemos. Con un poco de rabia por no haber podido terminar y hacer el recorrido entero, y por supuesto, por no haber podido llevarle a las Hermanas de La Cruz a Ntro. Padre Jesús Cautivo. Pero como si salí de debajo del paso fue con orgullo, orgullo de formar parte de esta cuadrilla. Una cuadrilla con ganas de trabajar y que supo en todo momento estar a la altura, tanto en lo bueno como en lo malo. Trabajando de vuelta para refugiarnos de la lluvia, trabajando en la salida, en la entrada, dentro de la parroquia, fuera. Y hablando de cuadrilla también hablo de los capataces, que hicieron un trabajo magnifico. Sin palabras... Tan solo esperando al año que viene para hacerlo mejor todavía y pidiendo que el año que viene el tiempo acompañe.






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